martes, 9 de junio de 2009

Una exposición en el Retiro ofrece una visión del arte rupestre paleolítico en 10 cuevas de Cantabria

La exposición '10 Razones para la humanidad. 10 cuevas con Arte Paleolítico en Cantabria', fruto del trabajo conjunto de la Consejería de Cultura de Cantabria y de Lunwerg Editores, se muestra desde hoy en hasta el próximo 28 de junio en los Jardines del Buen Retiro de Madrid. La muestra forma parte de los actos organizados con motivo de la Feria del Libro de Madrid.

A través de 65 fotografías, la exposición propone a sus visitantes un recorrido por las diferentes cuevas de Cantabria. El seguimiento de su itinerario se acompaña de textos explicativos que invitan a conocer el arte rupestre paleolítico y la importancia del patrimonio humano presente en las esplendorosas cuevas de Cantabria.


CUEVAS MAGISTRALES

Entre las 10 cuevas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que se recogen en la muestra se encuentra, naturalmente, la de Altamira, de proporciones modestas y formas sencillas, con techos planos y paredes escalonadas en cornisas que constituyen soportes óptimos para el arte paleolítico. En un lateral, Marcelino Sanz de Sautuola descubrió en 1879 el techo más famoso del arte rupestre mundial. En él se compendian todas las técnicas de ejecución de la pintura y el grabado paleolíticos, alcanzando en su combinación un grado de maestría y una expresividad verdaderamente sin par.

También se hallan las de Chufín, una cavidad al pie de un farallón rocoso que cae sobre el río Lamason; Hornos, dotada de un ancho vestíbulo y estrechos pasajes interiores que un dispositivo rupestre modesto en sus proporciones, aunque abundante en valores artísticos; La Pasiega, salas y corredores de distinta orientación con varias entradas orientadas hacia el sur de las que, al menos, tres pudieron ser utilizadas en distintos momentos del Paleolítico superior; o Las Chimeneas, dos pisos comunicados por estrechos conductos verticales que le han dado su nombre. El arte se concentra en una amplia sala interior, cuyo ingreso anuncia un panel con trazos digitales y grabados de contornos simples.

Asimismo, la exposición da cuenta de las cuevas de La Garma y Covalanas. En la primera, su entrada, obturada por un derrumbe, daba acceso a una amplia galería de 300 metros de longitud que acaba en una profunda sima. Esa circunstancia ha permitido la preservación en superficie de un gran campamento de 16.500 años de antigüedad en el que se acumulan, a la vista, miles de residuos de alimentación, industrias, elementos de adorno y objetos de arte mobiliar. En Covalanas se concentra casi todo el dispositivo rupestre de la cavidad, que puede fecharse hacia 20.000 años antes del presente.

El Pendo, Las Monedas y Castillo completan la lista de cuevas que tienen un apartado especial en esta exposición.

(EUROPA PRESS) -

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