jueves, 22 de marzo de 2007

El Madrid del Capitán Alatriste. Ruta por las calles más famosas de Madrid.

Paseando con el Capitán Alatriste Un recorrido por las calles de Madrid en las que el personaje de Pérez Reverte vivió sus aventuras.
Los aficionados a la saga del Capitán Alatriste tienen una cita con los personajes de la obra todos los viernes y sábados de este verano. El Patronato de Turismo del Ayuntamiento de Madrid incluye en su programa estival de rutas un paseo por las calles de la capital en las que el veterano espadachín libró sus apasionados lances. Durante el recorrido, los asistentes podrán vivir en directo algunas de las escenas de la obra representadas por un grupo de teatro.

Tras volver de los tercios de Flandes y abandonar su carrera de soldado, don Diego Alatriste se instala en Madrid para malvivir como espadachín a sueldo. Las peligrosas aventuras que vivirá durante su estancia en la capital sumergen al lector en las intrigas de la corrupta Corte de Felipe IV y devuelven una de las etapas de la historia de España más sórdidas, pero a la vez más prolíficas culturalmente, el Siglo de Oro español. El recorrido por el Madrid de Alatriste comienza en la Plaza de la Provincia, donde se sitúa el actual Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación y que antiguamente albergó la Cárcel de Corte donde estuvo preso Diego Alatriste.

Cuando Íñigo Balboa, hijo del soldado Lope Balboa, llega a Madrid para instalarse en la casa de Alatriste éste se encuentra preso. Íñigo queda huérfano tras la muerte de su padre en el cerco de Jülich, durante la guerra de Flandes, y Diego promete hacerse cargo de él dada la gran amistad que mantenían. Alatriste será el encargado de adiestrar al muchacho en las artes de los espadachines y juntos vivirán numerosas aventuras que se detallan a lo largo de los cinco libros que componen la saga.Pero a pocos metros de la cárcel de Corte se construyó otra famosa prisión, la Cárcel de la Villa, encargada de juzgar delitos de la Inquisición. Sus dependencias albergan hoy el Ayuntamiento de la capital en la Plaza de la Villa. Un poco más lejos, en el barrio de San Bernardo, se construyeron otras cárceles que el Santo Oficio ocupaba con todos aquellos ciudadanos a los que acusaba de brujería o de ser impuros. La fuerza que cobró la Inquisición en Madrid hizo que se trasladara su sede desde Toledo hasta la capital en 1650 y que comenzaran a practicarse autos de fe en la Plaza Mayor. Fue aquí donde Iñigo Balboa estuvo a punto de ser sometido a un auto de fe en la primera parte de la obra de Pérez Reverte y donde Emilio Bocanegra, presidente del Tribunal de la Inquisición, impartió sus castigos.

Las tabernas de Quevedo.

Continuamos el recorrido hacia la Plaza de Puerta Cerrada, una de las zonas de tabernas más populares en Madrid durante el siglo XVII. Esta plaza, que adquirió este nombre cuando se cerró la puerta de entrada a la capital que existía en ella desde el siglo XII, era el punto de reunión de los ciudadanos de la época que acudían a las conocidas ‘tabernas de puntapié’ -llamadas así porque no permitían la consumición en el local- a adquirir un poco de vino y una empanada, o a tomar el famoso ‘aloja’, bebida sin alcohol que se lograba al hervir agua del río con especias como clavo o limón.Todos los locales que albergaban tabernas estaban pintados con colores rojos o marrones para identificarlos y diferenciarlos de otros. Una de más famosas es La taberna del Turco, que servía de vivienda para Alatriste e Iñigo, constituía la sede de reunión de los amigos del capitán Alatriste. Entre ellos el escritor Francisco de Quevedo, quien encontraba la inspiración en este lugar para escribir sus sonetos contra Luis de Góngora. Cuentan que Quevedo, haciendo gala de la prepotencia de los grandes genios, no respetaba las órdenes del Concejo de La Villa que prohibía orinar en aquellas zonas donde existiese una cruz. Quevedo encontró un día un cartel donde decía ‘donde hay cruces no se mea’. Quevedo colocó otro cartel donde se leía ‘donde se mea no se ponen cruces’.


La sociedad de la época.

Además de espadachines, en la sociedad de la época abundaban las famosas meretrices. Las casas de prostitutas estaban situadas a las afueras de la ciudad, de ahí que se denominasen burdeles. Cuando comenzaron a instalarse en el centro de la capital se inició la costumbre de colocar una ramita en sus puertas para identificarlas y comenzó a llamárselas ‘rameras’. Entre las más conocidas destaca Caridad La Lebrijana, quien también ejerció como actriz, y a la que podemos conocer en los libros del Capitán Alatriste porque fue su amante y trabajó en La Taberna del Turco.Los ciudadanos de la época acudían a los mentideros para informarse de todo lo que acontecía en la vida social. A pesar de que la corte del rey se caracterizó por un protocolo muy rígido, Felipe IV se distinguió por su escaso interés en la política y su gran afición a la vida social y cultural. Se calcula que tuvo unos 30 hijos naturales con varias amantes, de las que su favorita fue María Calderón, La Calderona, con quien tuvo a Juan José de Austria.


Datos de interés

Nuevas aventuras en el Madrid del capitán AlatristeLugar de salida: Plaza Mayor, 27 (Centro de Turismo de Madrid).Horario: visitas guiadas teatralizadas todos los viernes y sábados, entre los meses de julio y septiembre, a las 21:00 horas en inglés y español.Precios: adultos: 7 €. Niños (6-12 años), estudiantes y jubilados con carné: 6 €.Reservas y venta anticipada: Centro de Turismo de Madrid (Plaza Mayor, 27), en el teléfono 902 221 622) y en www.entradas.com

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