Este cuadro es obra del pintor A. Gisbert, en el se representa la ejecución de un grupo de liberales, por orden del rey Fernando VII quien escribió de su puño y letra: "Que los fusilen a todos. Yo, el Rey".
El cuadro es un sincero, firme e impactante alegato en defensa de la libertad, gritando contra el autoritarismo. Nos recuerda al cuadro de Delacroix, pero este tiene más carga sentimental. Los rostros, las expresiones de los que saben que van a morir, y están viendo a sus compañeros muertos son increíbles. Las actitudes de estos liberales, firmes en sus convicciones, aceptando la muerte porque están seguro de que la lucha por la libertad bien lo vale. Torrijos encabeza el grupo y se dispone en el vértice, cogiendo de las manos a dos de sus compañeros, Flores Calderón, vestido con clara levita, y el anciano Francisco Fernández Golfín, ex ministro de la Guerra, que está siendo vendado por el fraile.
El líder de este grupo de liberales había nacido en Madrid en el seno de una familia noble, en 1791. Participó en
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