martes, 18 de septiembre de 2007

El "Testamento de Isabel la Católica" también se podrá ver en la muestra del siglo XIX en el Prado.

Este lienzo supuso la consagración definitiva de Eduardo Rosales, a quien las dificultades y la enfermedad hicieron poco grata su vida artística: sólo al final de su corta existencia pudo llegar a ver reconocida su valía. Con esta pintura obtuvo un primer premio -y la compra del cuadro por el Estado- en la Exposición Nacional de1864: lo presentó también en París donde consiguió una primera medalla y el nombramiento de Caballero de la Legión de Honor. Cuando Rosales buscaba un tema para presentarse a la Exposición Nacional, quería "encontrar un asunto de gran significación en nuestra historia", y ése fue el Testamento que dejara a su muerte la reina Católica, considerado desde siempre como el mejor testimonio de su carácter y hasta de su filosofía política. Isabel I aparece en su lecho de dosel y cortinajes, dictando su voluntad al escribano que la atiende desde un pequeño pupitre. Sentado en un sillón, encorvado y abatido, se encuentra el rey Fernando a quien acompaña la hija y heredera de ambos, la princesa doña Juana -apodada después "La Loca"-. En el grupo de la derecha, la figura cubierta representa al Cardenal Cisneros que sería después Regente de Castilla.

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