Le esperaba más de una hora y media de concierto ante un público de su misma generación pero que no se ha venido abajo en ningún momento, transmitiendo a su héroe musical el entusiasmo y la mecha necesaria para bordar una noche para el recuerdo. No hubo defraudados en la grada, porque Amado dio a todos ellos lo que venían buscando: éxitos como Tu nombre, Un mechón de tu cabello o Louise, entre otras. Así encauzó la primera mitad del espectáculo,
Peinando canas y con sonidos y formas de otros tiempos, el cantante italo-belga se cuidó de lucir ese atractivo que hacía suspirar a muchas, y que anoche no dudaron en acercarse al escenario para entregarle un obsequio y estrecharle la mano. Ramos de flores, cartas, paquetes y hasta un foulard, que el cantante no dudó en enroscarse al cuello, fueron apareciendo ritualmente al final de cada canción.
Canción protesta
Estaba claro que su público le recordaba, y mucho, pero por si quedaba alguna duda se encargarían de despejarla en la segunda parte de recital que Adamo comenzó en francés y acompañado solo de un piano con Le monde a mal, un tema que lo distancia de sus habituales baladas y despierta la parte de canción-denuncia del artista.
Después llegarían temas más populares como En bandolera, Las chicas de la playa o Cae la nieve -la canción que le dio la fama mundial a finales de los sesenta-. A estas alturas del concierto la mayoría de los asistentes habían olvidado su pudor inicial y se habían levantado de sus asientos moviéndose de un lado para otro con las manos entrelazadas en lo alto y coreando los estribillos, mientras Adamo contestaba emocionado: "¡Fantástico!".
Bien por la emoción, o por los años transcurridos, el cantante tuvo que recurrir a la memoria de uno de los asistentes al quedarse en blanco mientras cantaba en español el estribillo de "Le Reuseao". Luego, el cantante reflexionó sobre "una canción escrita hace cuarenta años" y que nunca imaginó que "pudiera seguir de actualidad", "Inch'Allal", sobre la paz en Oriente Medio.
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