miércoles, 21 de octubre de 2009

Exposición Juan Bautista Maíno en el Museo del Prado.


La exposición Juan Bautista Maíno (1581-1649), que está compuesta por 35 obras del pintor español y otras 31 pinturas de los autores que más influyeron en su formación, entre ellos Velázquez y Caravaggio, permitirá al público contemplar la mayor parte de las obras de este artista, uno de los más importantes de la pintura española de la primera mitad del siglo XVII pero también más desconocidos debido a la tardía y difícil identificación tanto de sus datos biográficos como de sus obras.

Se trata de una ocasión inédita que ofrecerá al visitante la oportunidad de explorar y conocer en profundidad la figura de Juan Bautista Maíno, artista al que hasta ahora no se había dedicado una exposición monográfica. Gracias a los estudios sobre el pintor realizados en los últimos años y al creciente interés que ha despertado, se han ido añadiendo nuevas atribuciones a su escasa producción de unas 40 obras. Siete de estas atribuciones recientes se expondrán como obras del artista por primera vez en la muestra, además de algunas pinturas que hasta la fecha sólo se conocían por reproducción fotográfica y otras que se han exhibido en pocas ocasiones y que en ningún caso habían sido puestas en relación con otras obras del pintor.

También se incluyen en esta exposición algunas composiciones memorables como San Pedro Arrepentido procedente de la Galería Barbié de Barcelona, Magdalena Penitente de una colección particular suiza o Santo Domingo en Soriano, la más divulgada de sus iconografías, del Museo del Ermitage de San Petersburgo.

En cuanto a su importancia, cabe destacar las diez pinturas que conformaron su obra maestra en el convento donde ingresó como dominico en 1613: el Retablo de San Pedro Mártir, en Toledo, proveniente del extinto Museo de la Trinidad y hoy parte de las colecciones del Prado. Los cuatro lienzos de gran tamaño, que constituyen la parte más destacada de ese conjunto, son obras fundamentales de la pintura española del siglo XVII; la Adoración de los Magos y la Adoración de los pastores se sitúan en las cotas más altas de la mejor pintura europea del momento, remitiéndonos directamente a pintores como Savoldo, Caravaggio, Orazio Gentileschi o Guido Reni.

De las Colecciones Reales que ingresaron en el Prado, procede La recuperación de Bahía (1634-35), su obra más emblemática, destinada a decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. La vinculación de Maíno con la corte le llegó gracias a su fama como excelente pintor y a su condición de dominico, y hacia 1620, cuando contaba 42 años, Felipe III lo llamó para que fuera maestro de dibujo del futuro Felipe IV. Por entonces, Maíno trabó amistad con Velázquez, a quién protegió y eligió en un concurso público para pintar el tema de La expulsión de los moriscos (hoy desaparecida) frente a rivales tan reputados como Carducho o Cajés.

De esta época del pintor cercana a Velázquez data el Retrato de caballero (1618-23), adquirido por el Museo del Prado en 1936, uno de los cuatro únicos cuadros firmados por el artista y capital dentro de su producción, en el que se aprecia con claridad los paralelismos con la pintura del sevillano.


Información de entradas y horarios: Entradas y horarios

1 comentario:

Bogna dijo...

Me encanta tu blog. A partir de hoy soy tu seguidora.Lo que no pienso perderme es la exposicion "las lagrimas de eros" en el thyssen.