miércoles, 4 de junio de 2008

La serie completa de grabados la Suite Vollard de Picasso, en Madrid


Una de las pocas series completas que existen en el mundo de La Suite Vollard de Picasso, obra cumbre del grabado del siglo XX, se exhibe a partir de mañana y hasta el 24 de agosto en el Museo de Colecciones ICO de Madrid.

La Suite Vollard forma parte de la colección permanente del Museo y los grabados que la integran fueron realizados por Pablo Ruiz Picasso entre septiembre de 1930 y junio de 1936.

A los 97 grabados que componían la serie originalmente se añadieron en 1937 tres retratos de Ambroise Vollard, marchante y amigo personal de Picasso desde 1901, realizados por el pintor malagueño como fruto de un intercambio comercial amistoso entre ambos.

Vollard consiguió en 1937 los 97 cobres grabados por el artista a cambio de un número importante de pinturas propiedad del marchante que Picasso deseaba para su colección privada, a los que más tarde se unieron los tres retratos realizados por el pintor a su amigo.

La edición definitiva de la serie comenzó a estamparse en 1939, antes de la muerte de Vollard en julio de ese mismo año, y los cobres fueron mostrados por primera vez en 1979, en una exposición en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París, de donde pasaron al Museo Picasso de esta ciudad para formar parte de sus fondos.

La Suite Vollard forma parte de la colección permanente del Museo de Colecciones ICO de Madrid aunque, como señaló hoy su directora, María Jesús Sáez, normalmente está itinerante para se exhibida en distintos puntos del país.

Esta serie es fruto de momentos muy creativos del pintor malagueño al ser los años 30 el periodo de mayor madurez de Picasso.

En La Suite Vollard, el artista, a modo de diario íntimo, desarrolla sus obsesiones personales en torno a cuatro asuntos temáticos: El taller del escultor, el Minotauro, Rembrandt y La batalla del amor.

"El taller del escultor" incluye el trabajo más intenso de la serie, al aglutinar 46 de los 100 grabados, en los cuales desarrolla reiteradamente la relación erótica entre el artista y su modelo y amante, Marie-Thérèse Walter.

La pequeña serie de "La batalla del amor" está relacionada con la anterior y en la misma el pintor desarrolla la relación erótica, que se hace más violeta e incluso agresiva, llegando a representar escenas de violaciones.

Las planchas de la serie de "El Minotauro" son más tiernas y melancólicas a la vez que dramáticas, en las que el artista se identifica con ese personaje, con su impulso sexual y criminal, pero también con su ternura y soledad, con su sufrimiento.

Por último, cuatro planchas están dedicadas a la figura de "Rembrandt", el otro gran maestro del grabado con el que Picasso mantuvo una relación de admiración y rivalidad.

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